sábado, 3 de julio de 2010

La última canción de Leticia:

“No sé bien cuál era mi ubicación dentro del aula, solo supe que el recuerdo de aquellos años de mi vieja primaria regresaron…”

Corría el mes de noviembre. Leticia, una señora que no se parecía en nada a la edad que llevaba encima, estaba emocionada, porque fue seleccionada por el director para que interpretara una canción en un acto escolar. Una canción a su elección y que la única condición, que el director le ponía fue que en ese tema tenía que reflejar su vida en la escuela. Es decir, su trayectoria como docente. Leticia, pronto se dio cuenta de que la “elección libre del tema” estaba restringida, pero acepto la condición (quizás porque no le quedaba otra, o porque lo tomo como un verdadero desafío, a fin de cuentas, haber sido elegida, ha sido para ella una verdadera oportunidad).

Durante la primera semana de noviembre, la maestra estaba algo inquieta, su presentación debía ser actuada en el último día de aquél mes. Mientras dictaba clases en el cuarto grado, se le ocurrió la idea de que cada alumno de su curso dijese una frase. Josecito, un niño algo travieso, le formulo la siguiente pregunta: - ¿Seño, pero para que usted quiere una frase? – A modo de secreto, y sin dar vueltas, la docente les comento a los chicos que debía hacer una canción antes de fin de mes –José, fui seleccionada y solo les pido que agarren una hoja, y en ella coloquen una frase, que diga lo que ustedes piensan de los maestros en general, y me la entreguen antes de terminar la clase – Dijo la maestra – otra pregunta, esta vez de Cecilia, una niña que casi siempre, prestaba la atención necesaria le dijo: - ¿Seño, no le parece mejor que nosotros la ayudemos a armar esa canción? – La docente, se queda por varios minutos pensando, y ya que había “confesado” sobre su actuación, le manifestó: - Mira Cecilia, tengo una condición a la que le debo hacer caso, porque la acepte y es que el tema, debe hablar de mis años de docencia en esta escuela.

Los alumnos se maravillaron con esa condición, y le avisan a la señorita que la idea era más que interesante, por lo que no solo les piden que se deje ayudar, sino que ellos se iban a poner a trabajar a la par de ella. Leticia un poco sorprendida, y antes que nada pregunto: - ¿Ustedes saben lo que yo pase en esta escuela? – No – Responden los chicos, a coro - Y entonces no pueden ayudarme mucho en esto, por eso solo les pedí una frase de cada uno, para que me tiren una idea y eso era todo. -Sentencia la maestra.
Pedro, era el más ayudante de la clase y le explico a la seño que ellos querían saber si estaban aptos para crear algo…una imaginación…un reflejo…de lo que les parecía que la docente viene haciendo – La conocemos desde el anteaño pasado y sabemos más o menos como es, por favor déjenos que la ayudemos – Pedro mira al resto de sus compañeros y les pregunta – Chicos, respondan: ¿están de acuerdo? –y un categórico sí, fue la respuesta por parte de los demás.

A Leticia (Un tanto contenta por el entusiasmo que despertó en sus alumnos) no le quedo mas remedio y les dijo que tenían como plazo ésta, y la siguiente semana, para que les trajeran lo que hayan escrito. Ella también haría el suyo.

La semana fue trascurriendo, hasta que finalmente llego el día clave.
Leticia entra al aula, saluda con un: “Buenos días” y se sienta, y para su sorpresa, se encontró con varias hojas apiladas sobre su escritorio, y en tono alegre dice: - Creo que no hace falta preguntar si trajeron la canción, ¿no? – Los chicos se ríen cómplices de la humorística pregunta.
Ella deja este tema y comienza a dar clases. Pasan las horas y suena el timbre de salida. Leticia agarra la pila de escritos y les avisa a sus alumnos que de todos iba a ser un rejunte y armaría la canción definitiva. Los chicos, avergonzados, les pareció buena la idea y se marchan.

La docente llega a su casa. Ella era una mujer que vivía sola, desde que se había separado de su segundo marido. Sus hijos, ya grandes, optaron por irse a vivir solos, pero que, cada tanto la visitaba.

Se sienta en el comedor, y después de almorzar algo, y actualizarse con las noticias que le ofrecía su canal favorito de su televisor, se dirige hasta su portafolio y saca las canciones de los chicos y comienza a leer una por una…las letras estaban teñidas de una cálida emoción, y de una inocencia importante…pero fue la última canción la que más la conmovió, a tal punto de soltar una par de lagrimas, por notar como una pequeña niña, que lleva su mismo nombre de pila, había escrito semejante letra, que llevaba el titulo de:

Reflejo docente:
Los años de mi docencia nunca fueron fáciles
El amor y el cariño siempre estuvieron a mi alcance
El tiempo es un ingenuo amigo
Que cada tanto en cada clase
Hacían notar el reflejo docente de mi parte.

Mi docencia estuvo puesta en la sonrisa
Aunque sufrí por un dolor
De ver tanta marginación
Que hacen nacer a la superación
De decirme a mi misma que esto
Se puede cada día ver mejor

El esfuerzo fue nutriendo mis ganas
La voluntad despertada a la templanza
De transmitir en pocas palabras
La cantidad de acciones que pueden ser proyectadas

Fue y será mi condición educativa
Fue y será mi fortaleza de continuar
Reflejando mi docencia en esta querida escuela.


Leticia cerró los ojos por un instante, y recordaba sus años durante su infancia. Una pequeña Leticia le había hecho regresar a esos años de inocencia. Agradeció al cielo por haber elegido el camino de ser docente y haber cumplido su meta.
Las interminables oportunidades que cada vez notaba en su escuela, la iban llenando de coraje y de fuerza para continuar pese a los duros años de crisis que sufrió el establecimiento. Luego, tras esa breve reflexión a solas, y regresando a su realidad actual, se dispuso a ponerle la melodía a esa letra, mediante una guitarra criolla, que cada tanto tocaba.

La señorita, al día siguiente felicito a sus alumnos y les aviso que la canción ya estaba armada…y una pronta actuación la esperaba.
El último día del mes llego, y en pleno acto, le toco su turno y la docente empezó a cantar. Leticia, la niña, al oírla se dio cuenta que el tema le pertenecía y sonrió felizmente.
Al terminar el tema, fue ovacionada por el público que se hizo presente en el lugar y el director de la escuela la saludo y le pregunto: ¿cuándo Usted noto que tenía alma de poeta?.
Ella responde: - “Fue cuando me di cuenta de que hay una pequeña niña Leticia en mi vida, de carne y hueso y unos preciosos ángeles la acompañaron hasta llegar a mí.”

No hay comentarios:

Publicar un comentario